Actos Sociales

LA ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA CONMEMORA EN LA CAPITAL ARAGONESA LA CAPITULACIÓN DE LA CIUDAD

Preámbulos del acto en la plaza del Portillo

Continuando con la honrosa tradición de mantener vivo el recuerdo de la mayor gesta heroica protagonizada por la ciudad de Zaragoza a lo largo de toda su historia, la Asociación Cultural los Sitios organizó el pasado día 23 de febrero de 2020, como en años anteriores, un acto conmemorativo de la capitulación de Zaragoza, acontecida el 20 de febrero de 1809 durante la Guerra de la Independencia española.

El acto dio comienzo a las 11.45 horas en el histórico lugar de la plaza del Portillo, donde se había reunido gran cantidad de público para asistir a la conmemoración del 211 Aniversario de aquel fatídico día en el que nuestra ciudad, vencida más por el tifus que por los franceses, capitulaba ante el Mariscal Lannes, en su cuartel general situado junto a las esclusas del canal, en Casablanca.

Como en tantas y tantas ocasiones, colaboraron en el desarrollo del acto, prestigiosas entidades culturales, como la Asociación Mariano Lucas o el Grupo Folclórico Royo del Rabal, aportando gran vistosidad y colorido, con sus gentes ataviadas con hermosos y tradicionales trajes de indumentaria regional, representando al pueblo llano.
La evocación histórico-militar estuvo a cargo del Grupo de Recreación Histórica Voluntarios de Aragón, al mando de su capitán, Luis Sorando Muzás, que como siempre lucieron sus uniformes de época.

Entre los numerosos invitados pudo verse al Concejal del Ayuntamiento de Zaragoza, Julio Calvo Iglesias, (VOX), y a miembros de importantes asociaciones vecinales como la Asociación de Vecinos Tío Jorge Arrabal, representada por Rafael Tejedor.

Los Reales Tercios de España estuvieron representados por Manuel Martínez Pérez, Delegado del Tercio Norte en Aragón, acompañado de Manuel Grao Rivas, Jefe de RR.PP. e Institucionales del Tercio Norte-Aragón.

En los preámbulos del acto buscamos la oportunidad de recoger algún testimonio acerca de las indumentarias de época que allí se lucían y logramos hablar en primer lugar con Francisco Castillo, presidente desde hace muchos años de la Asociación Cultural Royo del Rabal.

Es esta una entidad que cuenta con más de 300 socios y que tiene como actividad principal preservar la identidad cultural aragonesa en todos sus términos, dentro del folclore, la música, los bailes, el dance, y sobre todo las recreaciones, con las que participa en numerosas ocasiones con la Asociación Cultural Los Sitios y con los Voluntario de Aragón.

Le preguntamos a Francisco Castillo si ellos ¿confeccionan los trajes regionales para estar guapas y guapos o se hacen con rigor histórico?. Esto es lo que nos contestó: Nosotros llevamos la indumentaria aragonesa con rigor y con respeto. Desde nuestra asociación tengo que decir, para ser claro y llano, que no transigimos nada. El que quiera comprarse un traje que no se ajuste a la realidad histórica, que se vaya a un comercio y lo compre.

Aquí las prendas se hacen con el rigor y el respeto que se merecen nuestros antepasados, que eran quienes las llevaban. Nosotros tenemos en cuenta incluso el tipo de acto al que asistimos y el tiempo, para presentarnos en condiciones.

La profesora del aula de indumentaria de nuestra asociación, Cristina Checa Zalacaín, lleva más de 30 años investigando, viendo muchas veces viejos arcones y baúles, en los graneros de barrios y pueblos cercanos, donde se guardan lo que para las gentes de hoy son “zarrios” y que sin embargo para nosotros son verdaderas joyas, porque eran las camisas, los jubones, y las prendas antiguas que llevaban. De muchas de ellas es de donde se han sacado patrones, así como de antiguas fotografías, que ya existían a partir de 1860, pero sobre todo de la tradición oral. Hemos ido a muchos sitios en los que han dicho, mira llevan lo mismo que llevábamos nosotros cuando éramos pequeños, y eso para nosotros es el mejor pago. Cristina Checa ha ido recorriendo los barrios de Zaragoza, y también algunos pueblos cercanos, dando clases de indumentaria. Algunas alumnas se han quedado con nosotros por su buen hacer, han aprendido y ahora incluso tienen tienda propia en Zaragoza.

Capitán y Abanderado del Regimiento de Infantería Voluntarios de Aragón

Dejamos a Francisco Castillo con sus quehaceres y hablamos luego con Luis Sorando Muzás, el capitán de los Voluntarios de Aragón, que estaban ya prestos en formación. La Asociación Cultural Voluntarios de Aragón existe como tal desde 1998, siendo su finalidad principal recordar y honrar la memoria del Batallón de Infantería Ligera Voluntarios de Aragón, que participó en los Sitios de Zaragoza. Su vinculación con la AC los Sitios arranca desde su propia creación, pues nacieron dentro de ella, pero el tema de la recreación fue creciendo y necesitaban una cierta autonomía, por lo que actualmente son asociaciones hermanadas pero independientes.

A Luis Sorando le preguntamos acerca de la indumentaria y también del armamento de los Voluntarios de Aragón, ¿sus uniformes y fusiles reproducen con fidelidad los originales? Esta fue su respuesta: Nuestra indumentaria se ajusta bastante a los uniformes originales.

Nos costó bastante encontrar varios detalles, porque de la imagen genérica si que hay ilustraciones, pero no de algunos detalles, como la manera de abrochar los pantalones, el tipo de zapato, o cómo eran los botones. Para eso no queda más remedio que recurrir a museos y archivos, porque no estaba escrito en ninguna parte.

El fusil que utilizamos es un fusil español, modelo 1789, de llave de chispa o de sílex, que es el que se usaba reglamentariamente al comenzar la Guerra de la Independencia, en la que se emplearon también fusiles franceses e ingleses, que eran muy similares pero tenían ligeras diferencias.

A punto de comenzar la ceremonia, nos despedimos de Luis Sorando que, además de Capitán de los Voluntarios de Aragón, es asesor del Museo del Ejército, en materia de Vexilología (estudio de las banderas), y Presidente de la Asociación Napoleónica Española, que agrupa a más de 40 grupos de recreación de aquella época.

Detalle de Fusil 1789 reglamentario en la G. I.

El Presidente de la Asociación Cultural los Sitios de Zaragoza, Gonzalo Aguado Aguarón, dio apertura al acto con unas palabras de salutación y agradecimiento hacia todos los presentes, en especial a las asociaciones y grupos de recreación que lucían la indumentaria de época, y nos trasladaban al pasado permitiéndonos evocar esa Zaragoza de 1808 y 1809, cuando sufrió unos asedios trágicos y por supuesto heroicos, que en esta fecha recordábamos en su momento final y más duro.

Señaló Gonzalo Aguado que, para evocar como era esta fecha de la capitulación, es preciso recordar que Zaragoza en esos últimos días de los asedios estaba en el momento de máximo sufrimiento. Estamos hablando de una ciudad donde el enemigo invasor había penetrado ya por todos los extremos que se podía penetrar. El ejército napoleónico había llegado a lo que actualmente es la plaza de España, había logrado conquistar el Arrabal y desde allí estaba bombardeando el corazón de la ciudad, y por la zona de la Universidad, lo que sería el Coso Bajo, también había llegado el enemigo y se estaba desplegando.

La situación era insostenible. No nos podemos imaginar como sería una ciudad arrasada, donde los edificios están ardiendo de día y de noche porque no hay manos para intentar apagarlos, una ciudad donde hay muertos abandonados en las puertas de las iglesias, desnudos, porque no hay manos suficientes para enterrarlos y ya nadie se puede preocupar de eso. Una ciudad donde había más de 300 muertos al día, solamente de enfermedades relacionadas con el tifus exantemático, diez veces más mortal que el actual Corona Virus.

La situación no podía ser peor, los defensores ya lo habían dado todo, su ciudad estaba arrasada, su casa perdida, y sus seres queridos posiblemente ya habían desaparecido. La ciudad tardaría más de cien años en volver a recuperar la población que tenía. En medio de esta amargura se reúne el Consejo de Nobles, un conjunto de gente notable de la ciudad, entre los cuales ya no está Palafox porque Palafox está más muerto que vivo, contagiado también por la misma epidemia.

El Consejo valora la situación, ve que es totalmente insostenible y decide capitular. Mandan a un emisario, a Pedro María Ric, a negociar con el Mariscal Lannes, a Casablanca, El Mariscal Lannes cuando recibe a Pedro María Ric lo primero que hace es reñirle, y muy enfadado le dice que ¿cómo han sido capaces de enfrentarse a un enemigo tan superior como es el ejército francés?. Pedro María Ric contesta que él ha venido a negociar, y que si la discusión iba a ser recibir el reproche del mariscal francés, entonces se marcharía. Como Pedro María Ric, efectivamente hizo ademán de marcharse tuvo que ir el mariscal francés a apaciguar los ánimos para intentar firmar la capitulación, que consistía, como se sabe, en unos capítulos en los cuales el enemigo invasor se compromete a que la guarnición cese en su defensa y pueda entrar en la ciudad.

Escena de paisanaje

Aunque muchos igualan rendición a capitulación, hay que pensar en una diferencia importante y es que Zaragoza al haber estado resistiendo casa por casa una vez que los franceses habían entrado en la brecha, según las leyes de la guerra el enemigo que había entrado en la ciudad tenía todo el derecho del mundo a saquear, expoliar, asesinar, violar, y hacer lo que quisiera con los habitantes de la misma. De hecho, en la conquista de Tarragona, (Mariscal Suchet), donde pasó algo parecido pues la ciudad también se resistió, al final los soldados franceses entraron y no fue posible negociar una capitulación a tiempo. De esa manera, el ejército francés, durante tres días, arrasó la ciudad, saqueando, violando y matando. Y cuando habían pasado esos tres días llamaron a la gente de la comarca para que visitaran Tarragona y la vieran arrasada, para que comprendieran que jamás nadie se podía enfrentar al ejército francés.

Después Gonzalo Aguado dijo: De esta manera quiero poner en valor el momento tan amargo de aquellos defensores que se vieron obligados a firmar la capitulación. Y ahora, para entender en qué consistía esto, vamos a escuchar los puntos de la capitulación que se firmó aquel día.

Como paso previo a la lectura de los términos de la capitulación de Zaragoza, escuchamos el siguiente texto, extraído del Diario de los Sitios de Zaragoza, escrito por Faustino Casamayor: “20 de febrero de 1809: Hoy llegó Zaragoza al más alto grado de heroicidad y sufrimiento, pues habiendo sufrido con el ánimo más constante un diluvio de bombas, granadas y balas rasas, y no teniendo ya otro recurso, reunidos sus vocales, mandaron un parlamentario, pidiendo 24 horas de tregua, al general francés. Su respuesta fue que no capitulando dentro de dos horas iba a entrar atacando y a discreción. Como no se le contestó empezó el más terrible bombardeo y cañoneo que se había oído en todo el Sitio, pues en ese corto espacio de tiempo que fue de 3 a 5 de la tarde arruinaron muchísimas casas y provocaron infinitas muertes, con tal exceso que la campana del reloj no podía dar todos los avisos.

Al ver la cosa en tan último apuro, no poder sufrir tantas desgracias como a cada paso se veían y oían, estar toda la tropa amilanada y casi muerta, acudieron los vocales a Su Excelencia.
Siguiendo en su indisposición con bastante aumento, confirió todas sus facultades a la Junta, la cual convencida en los puntos más conformes a la religión, al honor de esta ciudad y su benemérito vecindario, hizo poner bandera parlamentaria en la Torre Nueva, con cuya novedad cesó inmediatamente aquel fuego tan infernal y furioso, y se presentó un oficial francés.

Reunido éste con los comisionados, que lo fueron los señores regentes de la Audiencia, el Caballero Intendente, el Marqués de Fuenteolivar, el Brigadier Don Manuel de la Peña, Inspector de Infantería, y el Teniente Coronel Don Manuel Cerezo, Gobernador del Castillo, pasaron a presentarse al Mariscal Lannes, Duque de Montebello, y otorgaron la capitulación, que firmaron ya a alta noche.

A continuación se dio lectura de la Carta de Capitulación de Zaragoza, que dice así:

Ceremonia de entrega simbólica de las armas el Rey Napoleón 1º

Artículo primero.
La guarnición de Zaragoza saldrá mañana 21, a mediodía, de la ciudad con sus armas por la puerta del Portillo, y las dejarán a cien pasos de dicha puerta.
Artículo segundo.
Todos los oficiales y soldados de las tropas españolas harán juramento de fidelidad a Su Majestad Católica
Artículo tercero.
Todos los oficiales y soldados que hayan prestado el juramento de fidelidad quedarán en libertad de entrar en el servicio en defensa de Su Majestad Católica.
Artículo cuarto.
Los que de entre ellos no quisieran entrar en el servicio irán prisioneros de guerra a Francia.
Artículo quinto.
Todos los habitantes de Zaragoza, y los extranjeros si los hubiere, serán desarmados por los alcaldes, y las armas puestas en la puerta del Portillo el 21 a mediodía.
Artículo sexto.
Las personas y las propiedades serán respetadas por las tropas del emperador y rey.
Artículo séptimo.
La religión y sus ministros serán respetados, y serán puestos centinelas en las puertas de los principales edificios.
Artículo octavo.
Las tropas francesas ocuparán mañana al mediodía todas las puertas de la ciudad, el Castillo y el Coso.
Artículo noveno.
Toda la artillería y las municiones de toda especie serán puestas en poder de las tropas de Su Majestad el Emperador y Rey, mañana al mediodía.
Artículo décimo.
Todas las Cajas, militares y civiles, es decir las Tesorerías y Cajas de Regimiento, serán puestas a la disposición de Su Majestad Católica. Todas las administraciones civiles y toda especie de empleados harán juramento de fidelidad a Su Majestad Católica.
Artículo undécimo.
La Justicia se distribuirá del mismo modo y se hará a nombre de Su Majestad Católica el Rey José Napoleón 1º.
Cuartel General de Zaragoza, a 20 de febrero de 1809.
Después de oír estos estremecedores testimonios, escuchamos de nuevo al Presidente de la Asociación Cultural los Sitios, decir lo siguiente: Bueno, ya hemos oído estos capítulos que se firmaron en Casablanca y ahora, entendiendo lo que significa e intentando evocarlo y representarlo, vamos a ir igual que lo hicieron aquellos antepasados nuestros el 21 de febrero, y vamos a dirigirnos a la Aljafería para representar, de una forma simbólica, esa entrega de armas.

Ahora formaremos una comitiva encabezada por los Voluntarios de Aragón, a continuación todos los grupos participantes con su indumentaria regional, y después el resto de la gente que les acompañamos, para continuar con el acto en la Aljafería.

En efecto, la comitiva una vez formada salió de la plaza del Portillo y se dirigió al Jardín de las Comarcas frente al castillo de la Aljafería. Allí, explicó Gonzalo Aguado que teníamos la misma visión que tuvieron aquellos defensores de la guarnición de Zaragoza en ese momento tan triste y amargo de encontrarse cara a cara con sus enemigos para entregarles las armas. Escuchamos luego la narración de los hechos según la visión de los franceses de cómo fue la capitulación, la entrega de armas, y vimos que hay muchas similitudes con el testimonio de los historiadores romanos que vivieron la salida de los últimos supervivientes de Numancia, lo cual nos hace reflexionar sobre el enorme sacrificio y la dureza de lo que supuso el asedio.

Responso del Vicario R.V. José Ignacio Blanco Berga

Esta es la narración del general francés, Barón Lejeune: Al rayar el día 21 de febrero, todos los puestos exteriores de la ciudad estaban ocupados por los franceses. Al mediodía, nuestro ejército, poco numeroso pero imponente por su marcial presencia, estaba alineado en orden de batalla, con la yesca encendida, dando frente al Ebro, sobre la carretera de Alagón. Tenía además las reservas bien colocadas para el caso de algún contratiempo. La columna española desfiló en formación con sus banderas y sus armas.

Jamás un espectáculo más triste y conmovedor vieron nuestros ojos. Trece mil hombres enfermos, llevando en la sangre el germen del contagio y todos espantosamente demacrados, con la barba negra y enmarañada, sin fuerzas siquiera para sostener sus armas, se arrastraban lentamente al compás del tambor. Sus ropas estaban sucias y destrozadas, todo en ellos reflejaba el cuadro de la más espeluznante miseria. Sin embargo, un sentimiento de orgullo y de fiereza indefinible aparecía aún a través de los rasgos de sus semblantes, completamente ennegrecidos por el humo de la pólvora y sombríos de ira y de tristeza. El ceñidor español, de color vivo, dibujaba su talle, el gran sombrero redondo, adornado con plumas de gallo o de buitre, sombreaba su frente, y la capa gris, o la manta echada al desgaire por encima de los variados trajes de aragoneses, catalanes y valencianos, llegaban hasta dar gracia y casi puede decirse elegancia a sus vestidos destrozados en tan nobles fatigas y a sus negruzcos harapos con que estaban cubiertos aquellos vivientes espectros. Sus mujeres y sus hijos, llorosos, que obstruían las filas, tornaban con frecuencia su corazón a la virgen, a quien imploraban todavía. Muchos de aquellos bravos, en el momento de dejar las armas y entregar sus banderas, sintieron un acceso violento de desesperación, sus ojos centelleaban de cólera y sus miradas feroces parecía que contaban nuestras filas y que sentían vivamente haber cedido ante un número tan pequeño de enemigos. Partieron para Francia y Zaragoza estaba conquistada.

Así terminó aquel Sitio memorable que tiene semejanzas sorprendentes con los de Sagunto, Numancia y Jerusalén.

Siguiendo con el desarrollo del solemne acto, y con el fondo ambiental de una magnífica selección de música épica, los miembros de la comitiva pasaron junto al olivo centenario del Jardín de las Comarcas para depositar junto a él los claveles, rojos y amarillos, en una entrañable ceremonia que simbolizaba la entrega de las armas por los defensores de Zaragoza después de la capitulación.

A continuación, el presidente de la AC los Sitios dijo esto: La verdad es que, a pesar de que este acto lo repetimos año tras año, no puedo dejar de llenarme de emoción y sentir cómo se me pone la carne de gallina al pensar en aquellos antepasados nuestros en ese momento de amargura y de sacrificio, y cómo tuvieron que apretar los dientes para levantar de nuevo una Zaragoza destruida, una Zaragoza arrasada, y ayudar a construir la sociedad y la Zaragoza que, con el paso de los años, hemos conocido todos nosotros.

Seguidamente los Voluntarios de Aragón realizaron una salva de honor de fusilería, y su capitán, Luis Sorando, lanzó los siguientes gritos: ¡VIVA ZARAGOZA! ¡VIVA ¡ARAGÓN! ¡VIVA ESPAÑA!, que fueron respondidos unánimemente por todos los presentes.

Luego, el Vicario Parroquial de la Parroquia del Portillo, R.V. José Ignacio Blanco Berga hizo el siguiente responso:

A ti, Dios de la paz y de la misericordia, a ti Señor abrimos nuestros corazones. Que venga el alba el día de tu sonrisa, Dios de todas las personas y de todos los pueblos, Padre nuestro, Señor de la historia, alfa y omega de los tiempos. Te presentamos a todos los vencidos quienes ya no tienen nombre y no son sino cifra perdida entre las estadísticas. Te presentamos a todos los que sembraron sueños y están muertos con un bocado de esperanza amarga en la garganta. Te presentamos a los que resistieron en medio de la noche.

Que el alba nazca para ellos en un cielo y en una tierra nueva, que nazca finalmente el octavo día, Dios, el día de tu sonrisa. Dios de misericordia y amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos, dales la paz y la felicidad eterna. Amén.

Representación de RR.TT.

En su última intervención, Gonzalo Aguado, pronunció las siguientes palabras: Muchísimas gracias por este recuerdo a los caídos, a los cuales tenemos siempre presentes en la Asociación Cultural los Sitios, y recordamos con gran admiración ese sacrificio, ese reto tan increíble como fue la defensa de Zaragoza en el que todo el pueblo se unió, de todos los estratos sociales, de los más humildes a los más altos, de la nobleza a los campesinos, a los sirvientes, los hombres y las mujeres, los niños y los ancianos, todos unidos por un reto de defender su ciudad. Yo creo que si lo trasladamos a nuestra sociedad actual es un ejemplo que otras ciudades quisieran tener, de que si nos unimos, somos capaces de ser fuertes y ser capaces incluso de frenar al enemigo mayor.

Finalizó con palabras de agradecimiento hacia todos los presentes, en especial a las personas que habían acudido al solemne acto ataviadas con trajes regionales de antaño, dando colorido al mismo y trasladándonos además a la época que se evocaba, el día de la capitulación de Zaragoza.

A nosotros, desde estas sencillas líneas de los Reales Tercios de España, solamente nos resta felicitar una vez más a la Asociación Cultural los Sitios, en la persona de su Presidente, Gonzalo Aguado, por la brillante organización de este acto conmemorativo de la capitulación de Zaragoza, y agradecer su invitación al mismo.

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