Actos Sociales

TRIDUO A LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES OFRECIDO POR LA COFRADÍA DE LA CRUCIFIXIÓN DEL SEÑOR Y DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Preciosa imagen de la Virgen de los Ángeles en su Tristeza

La Cofradía de la Crucifixión del Señor y de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís ofreció un Triduo a la Virgen de los Ángeles, celebrado durante los días 29, 30 y 31 del pasado mes de mayo, en la capilla del Hospital General de la Defensa en Zaragoza.

Asistieron los miembros de la Junta de Gobierno de la cofradía y numerosos cofrades de la misma, e igualmente asistimos una representación del Tercio Norte “General Aranda”, de los Reales Tercios de España, creados en 1942 por S.A.R. Don Juan de Borbón y Battemberg.

Queremos recordar, queridos lectores que nos siguen, que la Cofradía de la Crucifixión del Señor tiene su origen en los Hermanos Terciarios de la Venerable Orden Tercera (V.O.T.) de San Francisco de Asís, pertenecientes a las tres órdenes establecidas canónicamente en Zaragoza: de Santa Catalina; de los PP Capuchinos de San Antonio, de Torrero, y de los PP Franciscanos, del Arrabal.

Su fundación data de 1952 aunque, a lo largo del siglo XVIII, la V.O.T. de San Francisco de Asís ya organizaba tres procesiones: la del Encuentro, el Martes Santo;

La del Santo Entierro, el Viernes Santo, y la de Resurrección, el Domingo de Pascua. Tras la voladura del convento de San Francisco, durante Los Sitios de Zaragoza en 1809, suspendió la vida de comunidad hasta 1815, en que volvió a realizar un Vía Crucis por el interior del claustro del derruido convento, y la procesión del Encuentro.

La imagen, que tiene la cofradía, de la Virgen de los Ángeles en su Tristeza, es una preciosa talla de Candelero a tamaño real, creada por el imaginero Ángel Luis Tejera (Sevilla 2016) y es una advocación en honor a la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de la Porciúncula, claro exponente franciscano.

Celebración de la Santa Misa

La cofradía tiene su sede canónica en la iglesia-basílica de San Antonio de Padua, pero esta imagen de la Virgen de los Ángeles en su Tristeza se expondrá al culto, de forma permanente, en la capilla del Hospital Militar de Zaragoza.

El Tercio Norte “General Aranda” está hermanado con esta cofradía desde el año 2006 y, desde entonces, damos Guardia de Honor de los Reales Tercios de España, el día de Jueves Santo, al paso titular de la cofradía, denominado El Calvario, y conocido también como La Lanzada. No pudimos estar presentes los tres días del Triduo, pero sí lo hicimos los dos primeros. En ambos casos la Santa Misa sería oficiada por el R.V. Ángel Briz Fernández, capellán castrense con consideración de capitán, de la parroquia castrense de San Fernando, del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros 12, y del Hospital Militar de Zaragoza.

El Triduo es un conjunto de rezos o celebraciones religiosas que dura tres días y es propio de la iglesia católica.

Grupo de la Sección Instrumental de la cofradía

En los prolegómenos de la eucaristía del 29 de mayo tuvimos oportunidad de hablar con la Hermana Mayor de la Cofradía, María Ángeles Langoyo, y le formulamos algunas preguntas relacionadas con el significado del Triduo, si tiene similitud con otros, y antecedentes del mismo. Esto fue lo que nos respondió: Son tres días dedicados a la Virgen, con tres eucaristías, y cada uno de ellos se dedica para una cosa distinta. En nuestro caso, el primero se dedica a los enfermos, el segundo a los jóvenes y el último a los difuntos.

Los Triduos son todos muy parecidos, la única diferencia es la significación por la que se puedan realizar las eucaristías. Se han celebrado siempre, igual que se celebran los Siete Dolores de la Virgen en Semana Santa, y hemos considerado que en el mes de mayo es una buena manera de hacerlo. Al quedarse aquí la imagen de la Virgen de Los Ángeles en su Tristeza, al culto, todos los actos relacionados con la Virgen, como los Triduos, o Difuntos para noviembre, se celebrarán en el Hospital Militar.

Dio comienzo el oficio religioso y lo hizo con el ordenado estruendo de un grupo de la sección de instrumentos, tambores y bombos, de la cofradía, bajo la dirección de Alex Alcántara Langoyo, que interpretó un toque procesional.

El contraste lo puso la soprano Enriqueta Martínez con la delicada interpretación del Ave María de William.

Representación de la cofradía

Se dio lectura del libro de los apóstoles: En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: Atenienses, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encuentro un altar con esta inscripción: “al Dios desconocido”. Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene , él es el Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. Dios manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.

Al oir “resurrección de muertos”, unos lo tomaban a broma. Otros dijeron: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión“.

Así salió Pablo del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.

Se leyó el santo evangelio según San juan: En aquellos días, dijo Jesús a sus discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el espíritu de la verdad os guiará hacia la verdad suprema. Pues lo que hable no será suyo. Hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene del Padre es mio. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará“.

En este inicio del Triduo a Nuestra Señora de los Ángeles, el R.V. Briz Fernández, en la homilía, se refirió a la Virgen María como nuestra madre, que está siempre presente en la vida de la iglesia como el eje central que nos lleva siempre a Cristo. María escuela de fe, madre de esperanza, reina de caridad. Ella nos muestra siempre el camino a seguir, igual que los ángeles. Todos tenemos desde antes de nacer, desde el vientre materno, un ángel de la guarda, un ángel que nos acompaña, y ella es la reina de los ángeles.

Si meditamos y miramos este primer día, el anuncio del ángel, cuando se le apareció Gabriel a María Santísima y le anuncia que va a ser la madre de Dios, no en cuanto a la experiencia divina sino en cuanto a la naturaleza humana, vemos que Dios ha querido tomar nuestra carne y la toma con María Santísima. Ella siempre está dispuesta, por eso dice ese si rotundo: he aquí la esclava del Señor. Se entrega a quien sabe bien que es su salvador, a quien es su Dios, a quien es todopoderoso, Señor de cielos y tierras. Se fía de Dios. Dios no merma nuestra vida, no nos fiscaliza, sino al contrario, cuando nos entregamos a el confiadamente nos da la felicidad plena.

Cuando Pablo se encuentra a los atenienses, que tienen en un pedestal a un dios desconocido, Pablo les anuncia a quien es la verdad y la vida, a quien es la salvación del mundo, Cristo Jesús. En el nos movemos, vivimos y existimos, y María lo tenía bien claro desde el anuncio del ángel. Todo es Dios, buscando obrar de mente lo que es grato a Dios, conformando su vida a la de Dios, y a la que estamos llamados también nosotros por ser hijos, por el bautismo.

Imagen de la Virgen de los Ángeles en su Tristeza

Recordó el R.V. que estábamos celebrando también la Pascua, la victoria de Cristo desde la cruz, y que nuestro rey no reina desde ningún trono, sino clavado en la cruz, donde se entrega y se derrama por nosotros. Nuestra fe es en la resurrección de la carne y la vida eterna, y es lo que siempre nos va a señalar María, esa conciencia y esa esperanza en medio del sufrimiento, en medio del dolor.

Luego dijo lo siguiente Briz Fernández: Hoy, el primer día del Triduo, lo ofrecemos por el paciente que sufre, por los enfermos de la congregación de la Crucifixión y de la Orden Tercera. Pedimos por ellos para que les alcance Dios la fortaleza y el consuelo en medio del sufrimiento, sabiendo que el dolor nos lleva a participar de la cruz de Cristo con la esperanza de la resurrección en la vida eterna.

Bellas palabras las del capellán castrense que, a continuación de que representantes de la cofradía hiciesen sus peticiones en las rogativas, pidió por España, por S.M. el Rey, por todos los miembros de las Fuerzas Armadas, La Guardia Civil y la Policía Nacional, y por todos aquellos que sirven a España en Misiones Internacionales fuera de sus fronteras.

Anunció luego que las colectas de estos días serían para una beca en el Líbano, en un colegio donde está la hermana María Pilar, de la iglesia española.

La soprano Enriqueta Martínez nos emocionó de nuevo con la inspirada interpretación de Benedictus, de Karl Jenkins, una composición de significación religiosa. En la comunión, el grupo de tambores y bombos de la Sección Instrumental de la cofradía interpretó un nuevo y trepidante toque para la ocasión. Nos dimos fraternalmente la paz y sentimos una caricia en los oídos traída por la actuación de la soprano, que nos ofreció una exquisita interpretación del Ave María, de Gounod. Al final cantamos una preciosa oración a la virgen y escuchamos otra vez al grupo de tambores y bombos en la última de sus interpretaciones.

Veinticuatro horas más tarde, acudimos nuevamente a la capilla del Hospital General de la Defensa en Zaragoza, para asistir a la celebración del segundo día del Triduo ofrecido a la Virgen de los Ángeles en su Tristeza, por la Cofradía de la Crucifixión del Señor y de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís.

A las 19.30, del 30 de mayo de 2019, dio comienzo la Santa Misa con algo más de asistencia que el día anterior. En esta ocasión no intervino el grupo de tambores y bombos de la Sección Instrumental de la cofradía, para no molestar a los pacientes del hospital, y en cambio sí que escuchamos las notas del Himno de España, lo cual nos llenó de satisfacción.

Este segundo día del Triduo en honor de la Virgen estaba dedicado a todos los jóvenes, especialmente a los de la cofradía, jóvenes que son en muchas ocasiones ejemplo de los más pequeños, que los miran con admiración.

Manuel Grao (Reales Tercios de España) y Mª Ángeles Langoyo

Esta vez comenzó la eucaristía con un bello canto de la soprano Enriqueta Martínez, que interpretó la conocida composición religiosa Cantata 147, de J.S. Bach, una coral protestante, aunque suele interpretarse a menudo en ritos católicos.

Se dio lectura de la profecía de Sofonías: Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel; regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti; no temerás mal alguno.

Aquel día, dirán a Jerusalén: “¡No temas! ¡Sión no desfallezcas!”. El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente, salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.

Se dio lectura del santo evangelio según San lucas: En aquellos días, María se levantó y se puso en camino a la región montañosa, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó el niño de gozo en su seno. Isabel quedó llena se Espíritu Santo y exclamó a gritos: “bendita tu entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre y, ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor”. Y María dijo: “Alaba mi alma la grandeza del Señor, nos alegra el espíritu mi Dios, mi salvador porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava.

Por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el poderoso ha hecho obras grandes por mi. Santo es su nombre, su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, desplegó a los de corazón altanero; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los cola de vida, y despidió a los ricos con las manos vacías; auxilió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como había anunciado a nuestros padres en favor de Abraham y de su linaje por los siglos”.

María se quedó con ella unos tres meses y luego se volvió a su casa.

En la homilía, el R.V. Ángel Briz Fernández se refirió principalmente a los jóvenes: Hoy, segundo día del Triduo lo encomendamos especialmente a los jóvenes. La juventud sois los que estáis llamados a heredar la fe, la piedad, la esperanza de esta comunidad de la Crucifixión.

Cristo, desde la cruz, nos da la esperanza y amor, y María Santísima, reina de los ángeles, nos acompaña en esta labor. Cada uno, desde los que la gobiernan hasta los tambores y timbales , todos sois uno porque con vuestro trabajo y vuestro sacrificio hacéis también oración. Y esa fe piadosa que trae la oración alaba al Señor, que le es grato.

En este segundo día contemplamos a los ángeles como acompañan a la Virgen Santísima en el momento del nacimiento, en el momento más importante de su vida, cuando viene al mundo el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Ella, que había preparado, seguramente como todas las madres, con cariño ese pesebre, aunque pobre, para traer al mundo al Hijo de Dios.

Vienen los ángeles y anuncian, primero, a los más sencillos, a los más pobres, a los más proscritos, los pastores. Les anuncian la gloria de Dios, esa gloria de Dios que nosotros, cada domingo en cada actividad cantamos Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor.

Dios nos ha amado y nos ha entregado a su hijo para que tengamos vida eterna, y María Santísima la contemplamos en este momento de la vida de Cristo, el más tierno, cuando le tiene por primera vez en brazos, el momento en que es un niño, que es todo inocencia. La segunda vez que lo tendrá en su regazo, en sus brazos, será el momento doloroso de la crucifixión, cuando ella contempla en silencio a su hijo, a su Señor, crucificado. Él que es su esperanza, su amor, él que es su pena. Ella no tiembla, al contrario, queda en silencio y espera. Espera a tener en su regazo nuevamente a su hijo. Esta vez no hay gloria, hay sufrimiento y hay dolor, pero con la esperanza de la resurrección porque Cristo ha vencido desde la cruz.

Mar Ángeles Azores, M. Ángeles Langoyo y Gloria Montalvo

Por eso a los jóvenes os toca ir creciendo en fe, en este trabajo cotidiano que hacéis en la congregación, para ayudar a los más mayores, respetar a los más ancianos y guardar memoria de los que ya no están porque todos formáis una sola familia. Además una familia que se abraza con ese abrazo franciscano de los crucificados y de los pobres, del crucificado por San francisco, del crucificado por siempre María Santísima reina de los ángeles. Por eso le pedimos a él que guarde a esta cofradía de la Crucifixión, que proteja siempre a los más débiles, a los enfermos.

Que dé fortaleza a los jóvenes y a los que gobiernan , y descanso eterno a los que ya no están. Y a todos nosotros siempre esperanza de vida, de servir al Dios que se ha entregado en un pesebre y ha muerto en la cruz para darnos a todos vida eterna. En las rogativas, el R.V. Briz Fernández pidió por los pacientes del hospital, por cuantos dieron su vida sirviendo a España, y por aquellos que mueren sin fe.

La soprano Enriqueta Martínez nos regaló los oídos con la interpretación de la composición religiosa Benedictus, de Karl Jenkins, y en la comunión escuchamos el Himno de España.

Nos dimos fraternalmente la paz y escuchamos el Ave María, de Schubert, que tan magníficamente interpreta siempre Enriqueta Martínez.

A continuación rezamos una preciosa oración a la virgen, que puso fin a la eucaristía.

Desde estas sencillas líneas de los Reales Tercios de España, el Tercio Norte “General Aranda” felicita a la cofradía de la Crucifixión del Señor y de la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís, por la celebración del Triduo en honor a la Virgen, y agradecemos a su Hermana Mayor, Mª Ángeles Langoyo, la gentileza de invitarnos una vez más a sus actos.

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